Natural de Fortuna vino a vivir a Archena en 1967, residiendo durante 32 años en Archena dedicándose profesionalmente, a través de la medicina, al servicio de todos los archeneros. A su buen hacer y gran competencia demostrada en el ejercicio de su profesión hay que añadir sus cualidades personales, su simpatía y cariño que sin duda contribuían también a aliviar y mejorar a sus pacientes. Hay que resaltar también su falta de interés económico que le llevaba incluso a entregar en ocasiones dinero a sus pacientes, que depositaba con disimulo debajo de la almohada, en la línea de otros eminentes médicos y magníficas personas como Don Mario Spreáfico o Don Pedro Jiménez. Por todo ello, el Ayuntamiento Pleno en su sesión del día 31 de mayo de 2001 lo distinguió con la nominación de una vía pública.